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2018-02-14 | entrevistas

Entrevista a Javier García, Director General de UNE

"La normalización hoy es una herramienta de vigilancia tecnológica, de transferencia de conocimiento y de acceso a mercados"

Javier García, Director General de la Asociación Española de Normalización UNE

Durante más de 20 años, Javier García ha trabajado en la normalización desde casi todos sus ángulos. Hoy, se encuentra al frente de la dirección de UNE. Su objetivo principal es potenciar el valioso apoyo que la normalización presta a los sectores, para encarar con éxito sus grandes retos, como la digitalización, la innovación o la economía circular. Como principales activos, UNE cuenta con un destacado cuerpo de miembros, su gran equipo de profesionales y un bien ganado prestigio nacional e internacional.

¿Cuál es su motivación principal al frente de la Dirección General de UNE?

La apuesta de la Junta Directiva de UNE por un profesional de la propia organización la interpreto como un apoyo fundamental a la gestión que se ha realizado en los últimos años en los que he ejercido la dirección de la actividad de normalización. Sentir ese respaldo es una gran motivación personal y confío en que igualmente traslada un importante mensaje para todo el equipo que integra la entidad.

Nos aporta certidumbre en relación con el camino que debemos seguir, continuando con la línea de actuación que venimos llevando en estos años y nos da confianza en que el plan de gestión y las líneas estratégicas que estamos siguiendo son los correctos. Creo que es un paso coherente con la decisión de evolucionar hacia una organización plenamente concentrada en la actividad de normalización.

En el plano personal, siento agradecimiento hacia los Órganos de Gobierno y a Carlos Esteban, Presidente de UNE, por la confianza que han depositado en mí. Encaro este nuevo proyecto profesional con infinita ilusión. Además, llega en un momento en el que la normalización, en todo el mundo, se enfrenta a retos apasionantes para seguir dando respuesta a las necesidades de las organizaciones, como la digitalización en la industria, la economía circular, el buen gobierno, etc.. Vivimos un cambio de ciclo, un momento intenso y apasionante, en el que la normalización puede jugar un papel esencial para superar esos retos, trabajando dentro de una red de alcance europeo e internacional.

Este contexto, unido a la transformación institucional que hemos acometido en los últimos años, abre una nueva etapa en la que los miembros de la entidad, los representantes de los sectores económicos y las Administraciones Públicas presentes en nuestros Órganos de Gobierno, van a focalizar aún más sus necesidades en la actividad de normalización, para que les dé respuesta a necesidades importantes.

En el cuerpo de miembros de UNE están presentes prácticamente todos los sectores de actividad. ¿Qué valor aporta ese hecho a los trabajos de normalización?

El compromiso y la aportación de los miembros de UNE es fundamental porque marcan el rumbo de la entidad. Su acierto en las grandes decisiones tomadas desde el nacimiento de la asociación, en 1986, ha hecho posible que la normalización se encuentre en el lugar que hoy ocupa.

UNE son sus miembros; y su actividad es el resultado del valor que ven en ella para dar respuesta a sus necesidades. Así, los miembros no sólo aportan valor a los trabajos de normalización, sino que constituyen la esencia, la razón de ser de UNE. Las organizaciones que forman parte de la base asociativa de UNE cuentan con una visión estratégica y orientación de liderazgo que les hace ver la potencia de la normalización como herramienta, lo que les diferencia de quienes no tienen esa visión.

Recientemente ha abordado una reforma de la estructura operativa. ¿Cómo es el equipo humano con el que cuenta UNE?

La nueva estructura operativa optimiza y hace más eficaces y eficientes los recursos de los que disponemos. Nuestro equipo humano se ha estructurado en las dos líneas fundamentales de actividad de la entidad, la normalización y la cooperación internacional; y en una tercera unidad que es la que da apoyo a ambas actividades en materia de gestión, mejora y eficiencia de procesos, así como en la tecnología que les aplica. La idea de la transformación digital de la propia actividad de normalización es la que nos ha llevado también a crear esa tercera unidad.

Sin duda, contamos con el mejor equipo para afianzar esta estructura: grandes profesionales habituados al trabajo internacional y sensibilizados con las necesidades de todos los sectores. Además, el motor que les mueve es la motivación y el orgullo de ser conscientes de la influencia que su trabajo tiene en la competitividad de los sectores y en el bienestar de la sociedad.

En cuanto al Programa de Trabajo para 2018, ¿qué estándares destacaría de los que verán la luz este año?

Un documento sobre el que había gran expectación a escala internacional es la Norma ISO 45001 sobre Sistema de Gestión de Salud y la Seguridad Laboral, que acaba de publicarse en marzo. En el Plan de Normalización se trabaja en documentos dirigidos a áreas como innovación, digitalización, economía circular, accesibilidad o servicios, que podrán contar con nuevas normas UNE este año. Concretamente, trabajamos en un paquete de estándares sobre ecodiseño, que constituye uno de los pilares de la economía circular junto con el cambio climático y la descarbonización.

En el ámbito de compliance, en 2018 se va a trabajar en una norma técnica sobre compliance tributario. Además, hay que destacar el trabajo en proyectos de innovación en el Programa Marco europeo Horizonte 2020. En estos proyectos se identifican necesidades de desarrollo de normas de ámbito europeo o internacional que favorezcan el acceso al mercado de los productos o servicios innovadores objetivo de los proyectos.

Por otra parte, estamos preparando informes sobre cómo apoya la normalización a cada uno de los sectores identificados en el Marco Estratégico de la España Industrial 2030.

En su capacidad de ofrecer soluciones, ¿qué distingue a los estándares de otro tipo de documentos?

La principal diferencia radica en la confianza que ofrecen los estándares en su proceso de elaboración en términos de apertura, participación de todas las partes –tanto sector privado como Administración Pública– y transparencia, frente a otros documentos privados. Además, las normas técnicas pueden garantizar esta confianza también en su posterior aplicación en el mercado, en las organizaciones, en concursos públicos, en apoyo a la legislación, etc.

¿Cómo ha cambiado la normalización desde que Vd. empezó, hace más de 20 años?, ¿cómo es el apoyo a la competitividad que ofrece ahora?

En primer lugar, la transformación digital ha hecho que la normalización haya cambiado el proceso de elaboración de las normas técnicas. Todavía hoy hay muchísimas normas que se elaboran alrededor de una mesa física, a la que los expertos se desplazan desde sus ciudades de origen. Pero la digitalización permite que estos expertos puedan hacer llegar sus aportaciones independientemente de donde estén ubicados. En cuanto a la competitividad que hoy ofrece, creo que hemos pasado de una normalización focalizada en el concepto de seguridad industrial y de productos, y orientada al mercado único de la Unión Europea, a una normalización en la que además se suma una apertura al sector servicios. Está más dirigida al concepto de facilitador del comercio global en el ámbito internacional y orientada a hacer frente a los retos en materia de competitividad de las organizaciones; no solamente en el campo de la seguridad industrial, sino también en términos de exportación, innovación, Responsabilidad Social, etc.

Por otra parte, hay que destacar la clara evolución en estos años de la consideración de la normalización como una herramienta de vigilancia tecnológica, de transferencia de conocimiento y que facilita el acceso a otros mercados. Las organizaciones españolas y los comités nacionales están absolutamente integrados en la normalización europea e internacional, entendiendo que es un elemento más de su estrategia de acceso a otros mercados. Además, es un medio de garantizar que su tecnología a medio plazo va a ser interoperable con la de otros mercados y otros productos.

La implicación de los países en vías de desarrollo en la actividad de normalización constituye otro gran cambio en estos 20 años. Hoy las consideraciones de estos países están muy presentes en la elaboración de las normas técnicas, pensando en el acceso y las necesidades de esos mercados.

Uno de los retos cruciales que tienen ante sí las empresas españolas es la digitalización. ¿Qué se hace desde la normalización para apoyarlas?

Los habilitadores digitales son la columna vertebral de la Estrategia de Industria Conectada 4.0. Se trata de ciberseguridad industrial, robótica, impresión 3D, conectividad, sensores/Internet de las Cosas (IoT), y Cloud y Big Data. La normalización trabaja en la elaboración de normas que den respuesta a las necesidades de estos habilitadores digitales, desarrollando estándares para un ámbito global. Las necesidades de las compañías en este campo no son locales y el tamaño de las mismas también es irrelevante a la hora de prestar los servicios. Una pyme tecnológica puede estar presente en distintos países, ofreciendo soluciones totalmente válidas.

La Comisión Europea ha reconocido el papel de los estándares para el despliegue de políticas públicas. ¿Cómo se materializa ese apoyo?

La Comisión Europea, y también diversos departamentos de la administración española, desde hace tiempo han identificado que la normalización es una herramienta que facilita el despliegue de políticas públicas, evitando en ciertos casos tener que recurrir necesariamente a la reglamentación. En el marco de la política europea de Better Regulation, así como del programa de adecuación y eficacia de la reglamentación de la Comisión (REFIT), cuyo objetivo es la simplificación de la carga legal a la que tienen que hacer frente las empresas cuando comercializan sus productos o servicios, la utilización de las normas técnicas elaboradas por los directamente interesados en los organismos de normalización reconocidos representa vías de simplificación de la legislación, así como de los pliegos de compras públicas, etc, facilitando de este modo las gestiones que deben realizar las empresas.

La normalización aparece en escena como una herramienta que permite simplificar la carga regulatoria. El regulador define cuáles son los objetivos de sus políticas, pero la tarea de cómo articularlos y llegar a cumplirlos se le encarga a los organismos de normalización, para que desarrollen esas soluciones tecnológicas a través de estándares.

Ocupa distintas posiciones en organismos internacionales de normalización, ¿qué percepción se tiene de la normalización española en Europa y en el mundo?

Tras la crisis, las organizaciones españolas se han orientado con más fuerza al comercio internacional. Igualmente, desde UNE se ha dado un paso en esa misma dirección, asumiendo un rol de liderazgo en la normalización europea e internacional.

Hoy estamos presentes en los órganos de gobierno que establecen las políticas de normalización de máximo nivel en el ámbito europeo e internacional. Lideramos hacia donde se dirige la normalización, y eso es algo muy importante que podemos trasladar al ámbito nacional. Por otra parte, hay que destacar la red que estamos tejiendo con nuestros homólogos en Latinoamérica, facilitando y promoviendo el intercambio de estándares para armonizar las exigencias normativas a ambos lados del Atlántico y facilitar, así, los accesos comerciales de las empresas españolas.

La entidad tiene ya un gran bagaje en el campo de la cooperación. ¿Qué aportan a los países en los que se desarrollan y cómo enriquece esa experiencia al tejido económico español?

La actividad de cooperación tiene un medio y un objetivo. El medio es donde UNE actúa para ayudar al desarrollo institucional de otros países en vías de desarrollo, a través de la creación de su infraestructura de calidad; no sólo en el ámbito de la normalización, sino también en metrología y acreditación. En la medida de lo posible, en estos proyectos intentamos ir de la mano de las entidades de referencia en España, como ENAC para la acreditación, el Centro Español de Metrología, entidades de nuestro entorno y nuestros miembros representantes de los sectores económicos que tienen interés y capacidad para involucrarse.

El objetivo es que se armonicen las exigencias técnicas con España y Europa en esos países. El fin es que nuestras empresas tengan un canal y un medio de acceso similar a los que se les exige en España y Europa. Estamos trabajando con países en África, algunas de las antiguas repúblicas soviéticas, en la zona de los Balcanes y en Latinoamérica. Nuestra actuación en esos mercados va siempre orientada a facilitar la implicación de las empresas de los sectores económicos representados por nuestros miembros en las actividades de esos países. Así, de forma natural vamos generando el concepto de vinculación entre socios de ambos países, ya desde el origen de la creación de sus infraestructuras básicas como país.

Bio

Javier García es Director General de UNE desde diciembre de 2017. Actualmente, es Vicepresidente técnico de CENELEC y por ello Presidente del Consejo Técnico de esta organización; miembro del Consejo de ISO y de los consejos de administración de CEN y CENELEC, y preside el grupo estratégico europeo para la normalización en el sector de los servicios. En 1998 se incorporó como técnico a la Dirección de Normalización de la Asociación, dirigiendo el departamento en los últimos seis años. En esta responsabilidad ha potenciado la implicación y el liderazgo de los sectores económicos en la actividad normativa, así como el uso de las normas en apoyo al despliegue de las políticas públicas. Ha desarrollado su carrera profesional en la propia asociación por lo que cuenta con más de 20 años de experiencia en el ámbito de la normalización.

Javier García es licenciado en Ciencias Químicas, Máster en Gestión de la Innovación y posgrado en Administración de Empresas y Dirección de Marketing.

Entrevista publicada en la revista UNE en su nº de marzo de 2018

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